lunes, 4 de junio de 2012

Reporte de vendimia 2012


Como dice el adagio en una de sus partes (de la otra no estoy tan seguro), no hay plazo que no se cumpla: la vendimia 2012 ha llegado a su fin.  Bueno, la cosecha misma terminó ya hace casi cuatro semanas, unos diez días antes que el año pasado, a pesar de que fue ésta por lejos la mayor vendimia de nuestra historia.  No por altas producciones en los viñedos, sino más bien por la intención de aumentar la eficiencia de nuestras instalaciones.  Algo muy de moda en estos días.

Para los interesados en leer con más detalle lo que nos sucedió y lo que nos pareció esta vendimia, favor hacer hacer click aquí, aunque por unos días (página en reconstrucción) estará sólo en inglés.

Esta vendimia quedará en el registro como una de las climáticamente más cálidas desde que se tengan datos.  Lo curioso es que sucede a una cuyo clima fue totalmente lo opuesto.  Esto, cabe notar, en términos de temperaturas, ya que estas últimas dos vendimias, así como varias anteriores han sido bastante secas en lo que a lluvias se refiere, algo muy agradecido por todos, especialmente los viticultores.  Imagino que nadie quiere recordar lo que fue la 2002 desde el Santiago al Sur, con 4 ó 5 lluvias significativas en plena época de maduración…para qué entrar en más detalles, esos vinos son historia.

Volviendo a la actual, a mí me gusta el año.  Creo que la vid, en general,  se siente a gusto en este clima, descontado que se le conceden todos sus requerimientos, claro.  Crece y se desarrolla muy bien, genera reservas con holgura, se torna recia ante los elementos, se protege de los rayos solares concentrando más antioxidantes con el consecuente beneficio para nosotros, en fin.  Sólo buenas noticias.  Eso sí, una temporada como ésta ofrece menos margen de error para un gran detalle: el riego.  El tino con suficiente agua a las plantas para enfrentar este año fue vital para aprovechar sus bondades.  En el caso nuestro, tenemos un muy buen año.

miércoles, 11 de abril de 2012

Avance de vendimia y feriados


Este trabajo tiene su período crucial ahora, en la vendimia, cincuenta a sesenta días en que bajo nuestro querido clima mediterráneo todas las variedades de uvas para vino han decidido madurar.  Una etapa clave para definir prácticamente todo, por lo que es muy demandante en distintos recursos.  Es un tiempo en el que pasamos por fechas importantes como Semana Santa y el día del trabajador, fechas que para la mayoría significan recogimiento o descanso, pero que para las bodegas significan un “respiro” en una vorágine de uvas que a ratos parece no tener fin.

Hoy es 11 de abril de 2012 y ya hemos pasado de sobra la mitad de la vendimia.   La sensación al igual que la realidad es que venimos con dos a tres semanas de adelanto acumulado, lo que significa que será una vendimia de final anticipado.  En hora buena!, aunque no tengo esperanzas de vivir el feriado de 1 de mayo tranquilo, tal como ha ocurrido en la última década y media, al fin tendremos un 21 de mayo como la gente!.

En cuanto a las calidades, con uno que otro tinto fermentando, creo que tendremos un año excepcional.  La fruta está sanísima y estos últimos días más frescos le han puesto literalmente paños fríos a unas madureces galopantes.  Tenemos un nivel de tanino más elevado, que seguramente demandará más guarda, y las notas de verdores están absolutamente ausentes.  Color hay para dos temporadas y los aromas van todos por el lado de frutas y flores.  Qué mejor!
Saludos

sábado, 24 de marzo de 2012

Leyda es Leyda


Ese mar que tranquilo nos baña parece tener más influencia que la que normalmente le atribuimos, ya que si bien esta temporada pasará a la historia como una de las más calurosas de los últimos años (está por verse la comparación con la 2009), en Leyda hemos tenido unas temperaturas que si bien son más elevadas que otros años, están muy por debajo de otros valles.  La sumatoria de Grados Día (GD, básicamente la suma de la T° media diaria menos 10°C lo cual es una cuantificación de los grados celcius que han estado presentes para el desarrollo de las plantas) apenas sobrepasará los 1.000 GD, para las cepas cosechadas en marzo,  cosa que sucede con normalidad en zonas de la Región de los Ríos, casi 800 km al sur. 

Como comparación, Marlborough, el área más prestigiosa para Sauvignon blanc en Nueva Zelanda acumula unos 1.200 GD en un año normal, sólo 100 GD menos que en el valle del Loira en Francia, otro lugar famoso por vinos de esta cepa.  Nuestro valle de Casablanca se ubicará este año dentro de ese mismo rango.  Como contraparte, una zona cálida como Palmilla en Colchagua bordeará los 1.800 GD.

Así, nuestro frío mar nos brinda un gran dique térmico que por un lado nos permite escapar de heladas primaverales y por otro hace que un año cálido en los valles interiores no lo sea tanto en un lugar como Leyda, permitiéndonos así obtener nuestros vinos de gran calidad y por la misma razón ya muy reconocibles.
Saludos

miércoles, 7 de marzo de 2012

Vino y modelos matemáticos


En la universidad nos enseñaron que con las fórmulas matemáticas correctas y los datos necesarios éramos capaces de predecir el comportamiento de un cultivo específico.  Así, en una determinada latitud, fechas, unos nutrientes conocidos en el suelo, suficiente agua, más otros datos climáticos como horas de sol, temperatura y otros, y sin duda información fisiológica de la propia planta de que se trate, podemos estimar con bastante certeza cuál será el resultado de casi cualquier vegetal.  Diría que es una de las partes ingenieriles de la agronomía: entender las plantas a través de los números, o “modelos”.

En la viticultura también se echa mano a los números, y no pocas veces.  Por ejemplo, cada año se retira del campo una fruta que tiene entre 5 y 10 gramos por kilo de nitrógeno (el principal nutriente de las plantas).  El viticultor sabe que tarde o temprano debe reponer esa cantidad pues el suelo tiene una capacidad limitada de hacerlo (también calculable), especialmente en el largo plazo.

Lo que me llama la atención es que los modelos no aplican en el vino.  Y no es que no me guste la ingeniería pero, por más que intentemos poner números, tanto en el viñedo como una vez dentro de la bodega, no hay modelos, que yo sepa, que logren predecir lo que será un vino.  Podemos tener una buena aproximación, pero nada decidor.  Más aún, en la bodega es frecuente encontrar dos vinos que logran un nivel superior sólo después de ser mezclados entre sí.  Puesto de otra forma, la mezcla de dos vinos con nota 6 (de 7) puede alcanzar nota 6,5 ó más, mientras, la matemática diría que la mezcla debiera seguir teniendo nota 6.   

Bueno, para ser justos, el día que tengamos un modelo matemático para el vino lo tendremos antes para el ser humano, ¿no?, al final, se trata de lo impredecible que somos con nuestros sentidos.  En buena hora para nosotros los enólogos pues pasará un buen tiempo hasta que una máquina nos reemplace!
Saludos

miércoles, 29 de febrero de 2012

Cine y vino


Una vez don Silvio Caiozzi, destacado director de cine chileno, dijo que el mundo del vino compartía la pasión y creatividad con el mundo del cine, lo que hizo que se aventurara en esa gran serie que fue “Descorchando Chile” (www.descorchandochile.cl), en la que nos deja muy claro que aquellos vínculos son muy reales.

Desde entonces, de vez en cuando y de cuando en vez, me da vueltas esa idea en la cabeza.  Pero hace un par de días hizo un giro inesperado.  Como saben, se realizó la entrega de los premios Oscar (http://oscar.go.com/nominees) y su resultado señala, a mi modo de ver, además de la unión del ímpetu y el invento entre los dos mundos, una suerte de tendencia similar en ambos.

La película ganadora, “The Artist”, obtuvo 5 de las 10 nominaciones al Oscar a las que aspiraba, incluyendo 3 de las 4 más importantes como son mejor película, mejor actor principal y mejor dirección.  No se necesita ser un experto en cine para asentir que constituye un ejemplo de audacia de su escritor y director Michael Hazanavicius al reflotar un formato extinto a la hora de transmitir su mensaje al público: cine mudo y en blanco y negro.  Queda claro que una buena historia, buenos actores y un buen director juntos pueden prescindir de efectos especiales, color, hasta diálogos.  Aún así, poder encantar al que está en la butaca.

Por su parte, en el vino también tenemos esta trilogía, un buen lugar, una buena uva y un enólogo inspirado puede prescindir de los efectos especiales dados por los adelantos tecnológicos de nuestro tiempo, y así volver a lo simple, a lo que supuestamente la tierra junto a la planta nos tiene preparado.  En alguna medida volver a los orígenes, aquéllos de gente sabia que fue capaz de obtener las variedades de las que hoy nos jactamos con no más tecnología que un tonelero, la broncería, las manos y los pies.  Es justamente la tendencia entre varios: hacer vinos dejando que la tierra de la pauta.

Es interesante ver cómo los seres humanos premiamos la simpleza en este tiempo de información instantánea y global, con gadgets que nos ayudan pero que no entendemos, con una, a ratos asfixiante, conexión al mundo que nos impide mirar hacia el propio.  Quizá ahí está el éxito de “The Artist”, con herramientas centenarias la realización de un oasis que nos aterriza en nuestra esencia mientras transcurre la vorágine actual.  

Después de comprender que esta unión de caminos nos hace bien no puedo menos que esperar a tener una copa de vino para verla.

Saludos